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Economía | 17/09/2025   02:15

|OPINIÓN|Gestión o indigestión educativa: entre la competencia y la negligencia|Alexander Jiménez|

El desafío de la gestión en la realidad de la educación boliviana está en identificar y reflexionar sobre lo construido; deconstruir lo que no funciona y reconstruir un nuevo enfoque de gestión educativa.

Foto ABI.
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Brújula Digital|17|09|25|

Alexander Jiménez 

La gestión educativa es un proceso fundamental para el fortalecimiento continuo del sistema educativo y en teoría debe apuntar a la calidad y excelencia. Por ello esta labor resulta compleja, desafiante y comprometedora para todos los actores educativos. Sin embargo, la realidad boliviana expone la negligencia estructural y la competencia brilla por su ausencia.

Un estudio realizado en el año de 2017 por el Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa (OPCE), titulado: Desigualdad en el desempeño en Bolivia. Factores condicionantes del rendimiento escolar en base a la prueba TERCE, reveló datos significativos y alarmantes. Uno de ellos señala precisamente a la gestión educativa como un factor generador de desigualdad en el rendimiento escolar. 

Es insuficiente considerar al proceso pedagógico que se desarrolla en el aula como única respuesta para apuntar a la calidad educativa, ya que existen múltiples factores que participan en el proceso y, entre uno de ellos, está la gestión educativa.

Ésta permite organizar el funcionamiento de toda institución educativa, promoviendo procesos de calidad, competencia y excelencia. Es el eje donde se toman las decisiones claves y favorables para mejorar el proceso institucional. Sin embargo, el mero control administrativo rutinario, sin ninguna chispa de aporte para un cambio innovador, es un impedimento. Esta situación es evidente en muchas instituciones educativas públicas.

Según el pedagogo Rolando Barral Zegarra,   que declaró en el periódico El Diario, el 2 de octubre del 2022: “La calidad de la educación en Bolivia está en caída libre” debido a factores políticos, ideológicos, sociales, culturales y pedagógicos. En ese marco, la educación nacional parece estar a la deriva, atrapada por múltiples tensiones que dificultan su reorientación hacia un cambio real y significativo para el desarrollo del país. 

Uno de los factores clave para ese cambio debería ser precisamente la gestión educativa. Desde un nivel macro (el sistema) y bajando al nivel micro (los centros educativos), los procesos de gestión enfrentan lo que podríamos llamar una indigestión estructural: dificultades, carencias y vacíos que limitan la competencia y, en muchos casos, fortalecen a la negligencia.

Un estudio complementario elaborado por Monitor Educativo e Ipsos Global Advisor en septiembre de 2024, a partir de una encuesta a 400 personas, reveló el siguiente dato: “47% de los consultados dicen que la calidad del sistema educativo en Bolivia es mala”. Si bien el dato anterior no implica un valor porcentual elevado por encima del 50%, se aproxima de manera preocupante. 

Ambos estudios coinciden en que la educación boliviana atraviesa múltiples dificultades: pedagógicas, curriculares, sociales, políticas. Y uno de los ejes más descuidados, aunque crucial, sigue siendo la gestión educativa, que no logra ofrecer los aportes necesarios para una verdadera mejora en la calidad.

Entre los aspectos que son responsabilidad directa de la gestión educativa se encuentran: mejorar de manera continua la infraestructura institucional, fortalecer la calidad profesional del personal docente, la optimización de los procesos administrativos de una institución educativa y la innovación del desarrollo pedagógico de aula. A través de los mecanismos de planificación, coordinación, organización, ejecución y evaluación permite gestionar los aspectos anteriores. 

No obstante, la dicotomía entre la competencia y la negligencia permite comprender que una mayoría de los centros educativos públicos no realiza procesos de gestión educativa necesarios para mejorar los procesos formativos de los estudiantes. Según declaraciones del director del OPCE, Jiovanny Samanamud, en una entrevista realizada en el Canal Abya Yala, el 26 de febrero de 2025, con base en el estudio mencionado anteriormente, existe una clara diferencia entre los colegios públicos y privados, y entre una de las diferencias destaca a las instituciones privadas en los procesos de gestión educativa. 

Más allá de las desigualdades económicas y sociales que diferencian a ambos tipos de instituciones permite comprender la relevancia de la gestión en la dinamización de los procesos de participación de la comunidad educativa dentro de toda institución formativa. 

Los responsables de las instituciones educativas públicas deben entender que un proceso de gestión va más allá del mero control y apunta a una mejora continua dentro del proceso institucional. Por lo tanto, se debe optimizar continuamente los procesos administrativos y educativos del sistema educativo para garantizar una gestión con innovación y no una gestión con indigestión permanente en los procesos de calidad de todo centro educativo. 

Por lo tanto, el desafío de la gestión, dentro de la realidad de la educación boliviana, se encuentra en identificar y reflexionar sobre lo construido; deconstruir lo que no funciona y reconstruir un nuevo enfoque de gestión educativa. Esto implica comprender la complejidad del proceso y responder a las demandas históricas del sistema educativo boliviano.

Alexander Jiménez Felipez es egresado de la carrera de Ciencias de la Educación de la UMSA, miembro de la Sociedad Científica de Estudiantes de la carrera Ciencias de la Educación.



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