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Cultura | 08/08/2021

The Chase (La caza): Un thriller de “viejos”

The Chase (La caza): Un thriller de “viejos”

Brújula Digital|08|08|21|

Por: Rodrigo Ayala 

Lo primero que hay que decir sobre la película surcoreana The Chase (2017), que se encuentra en las listas de Netflix, es que es “agradable”, es decir que se trata de una cinta de buen gusto, bien llevada, con una buena dosis de humor, con personajes desarrollados, y con una trama que en ningún momento decae. No se trata de una obra cumbre del género, pero sin duda cumple sus objetivos, lo cual es mucho decir en esta época de producción elevada en términos cuantitativos, pero donde la calidad es escasa. Lo segundo que llama la atención es que se trata de una película de “viejos”, es decir, una cinta donde los protagonistas, antagonistas y la mayor parte de los secundarios principales pertenecen a la tercera edad, lo cual no es usual en este tipo de propuestas. No se trata de una obra con pretensiones “trascendentalistas”, ni pretende tener un “mensaje” tipo moraleja, pero sin duda es un buen ejemplo de la manera como una película de este tipo, puede discutir o por lo menos plantear una temática – la de la situación de la “vejez”- en una sociedad utilitaria y ultra capitalista como la surcoreana.

Una recomendación clave en este caso, es que, si usted desea ver la película, debe ser cuidadoso y no confundirla con otros, numerosos productos, especialmente norteamericanos que llevan el mismo título, o alguna variante parecida (caza, cacería, cazador, etc.), y que en general lo único que hacen es desarrollar historias como pretexto para mostrar diversos tipos de persecuciones sangrientas, asesinatos truculentos, etc. Caso distinto es el del clásico “The Chase” (1966) del director Arthur Penn, que en nuestros países se estrenó con el título “La Jauría Humana”.


En nuestro caso, la cinta tiene como eje principal a Sim Deok-soo, un viejito gruñón solitario, que es cerrajero y dueño de varios edificios en Seúl. Sim recorre la ciudad en una moto todo el día y su ocupación principal es la de cobrar la renta a sus numerosos inquilinos, la mayor parte muy pobres. Se trata de un típico “perro que ladra, pero no muerde”; jamás ha echado a un inquilino, pero sus malos modales hacen que la gente tenga una percepción negativa de él.

La insistencia por cobrarle a uno de sus deudores (“viejito” igual que él) hace que el protagonista repare en una serie de asesinatos a ancianos y muchachas jóvenes que se están dando en esa parte la ciudad (y que ya tuvieron una primera versión treinta años atrás). Sim se alía a otro viejo (en este caso con Alzheimer) detective, para iniciar la cacería del asesino serial, y en el proceso  se topa con más sexagenarios y septuagenarios, tales como una víctima de los primeros ataques del delincuente (otra “viejita” que en este caso además insinúa un interés amoroso) y el dueño de una clínica, que al parecer tiene intenciones turbias.

El desarrollo del personaje principal a partir de los detalles de la vida cotidiana (la forma de vestirse, de dormir, etc.) y de su relación con el entorno (los inquilinos, grupos de voluntarios sociales, la dueña del puesto de sándwiches, etc.), hacen que profundicemos en lo que significa ser anciano y lo que supone en cuanto al relacionamiento con el resto. Un mérito de la cinta es que nos hace “sentir” como los miembros de la tercera edad pueden llegar a ser considerados como simples deshechos en la moderna sociedad asiática.

Pero el mayor mérito del director del trabajo, Kim Hong-seon, junto con el desarrollo de los personajes, es el de proponernos una trama ágil, donde los saltos de situación no están forzados (como ocurre con cada vez mayor frecuencia en las cintas de suspenso), sino que son producto de la maduración de las distintas situaciones. De esa manera la confusión entre los distintos “villanos” que aparecen en la trama, la que en definitiva nos lleva a su resolución, resulta creíble.  Es verdad que el alargamiento del clímax del final, logrado en base a la capacidad de supervivencia de los héroes (ultrarresistentes a cuchillada, disparos, etc.) no contribuye demasiado, pero al parecer se trata de un rasgo que deviene del excesivo (melo) dramatismo de las culturas asiáticas.

En todo caso The Chase, es otra sorpresa agradable con la que el cine del extremo oriente  nos sorprende, en esta estas épocas de exceso de “streaming” y escasez de estrenos significativos. 

El autor es cineasta y ensayista 



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