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Cultura | 17/03/2024

Giancarla Muñoz Reyes se reinventa otra vez y presenta la hermosa exposición Fusión Andina



Brújula Digital|17|03|24|

Raúl Peñaranda U.

Giancarla Muñoz Reyes, la reconocida escultora boliviana, se interesó en las llamas y otros camélidos. En 2023 se fue varias veces a localidades del altiplano a observarlas tanto en cautiverio como en libertad y, mirando también el cielo en los mágicos atardeceres y amaneceres de los lugares en los que se encontraba, empezó a imaginar qué esculturas podría hacer con las formas de estos gráciles animales. Por otro lado, para reinventarse respecto de su anterior exposición, comenzó a trabajar en formas abstractas usando distintas piezas de acero inoxidable.

La idea de hacer una exposición estaba lejana en su propio horizonte, pero una noche soñó con el ave Fénix. Era un mensaje del más allá o de su propio subconsciente: debía renacer de la etapa de cierto abatimiento en la que se encontraba: de allí nace Fusión Andina, la exposición que la artista inaugurará el domingo 24 en el Club de Tenis La Paz, en el barrio de La Florida. Más información se puede recabar en el celular/WhatsApp: 70513110. La exposición estará abierta a todo público durante dos semanas.

“Son dos cosas distintas, una muy terrenal, las llamas, y otra muy abstracta, pero pensé que se podía unir ambas cosas”, dijo a Brújula Digital. Una especie, digo yo, de Alax pacha, poblada de deidades celestes, y la Pachamama, terrenal, de aquí y ahora.

“Con el material que tenía, empecé a ver cómo podía unir las dos obras, lo que era ‘tierra’, las llamitas, y lo que era ‘cielo’, mis obras abstractas. Y la unión con la que di es mística, ¿sabes?”, agregó.

El siguiente desafío era cómo unir ambas cosas en una exposición coherente. Y Muñoz Reyes, que admira los textiles andinos, pensó en aguayos. Fue a las calles aledañas a la Sagárnaga de La Paz y compró aguayos antiguos. “Fue un poco triste cortarlos, pero no había a otra alternativa”, contó. Y dijo que, pese a que admira esos tejidos, nunca los había usado en su obra.

“Todos los abstractos tienen pequeñas tiras de aguayo y las llamitas lo mismo. Entonces he utilizado ese hilo conductor”, explicó. Además, a los abstractos les hizo caras de cerámica, el material que más se relaciona a la obra de la artista. “Por ejemplo, una de ellas se llama Wara, estrella del amanecer. Y otra es como un ángel. A todas les he puesto caras y aguayos, A otra, que es más amenazante, le he puesto cara de hombre y cóndor”, relató.

Sus obras son de distintos tamaños, desde una hermosa llama de un metro de altura hasta esculturas más pequeñas.

La capacidad de Muñoz Reyes de reinventarse como escultora es notable. Cada cierta cantidad de años su estilo varía, al igual que los materiales que utiliza. En el pasado ha usado piedra, mosaico, hierro y bronce y ha elaborado esculturas tanto pequeñas como de varios metros de altura y que están ubicadas en varios países, además de Bolivia. Tal vez esa habilidad sea producto de los largos años que ella dedicó al estudio: empezó su formación en México, donde también pasó clases con profesores japoneses, para luego viajar a Italia, España, Marruecos, China, otra vez España y luego Indonesia.

La próxima exposición de la artista recoge gran parte de ese legado y trayectoria.

BD/RPU



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