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Cultura | 04/02/2024

"Caballos lentos", una serie digna del mejor cine de espías

"Caballos lentos", una serie digna del mejor cine de espías

Brújula Digital|04|02|24|

Rodrigo Ayala Bluske |Tres Tristes Críticos|

En la búsqueda de productos rescatables que puedan ser vistos en las plataformas de streaming nos encontramos con esta excelente serie, contenida en el catálogo de Apple TV. Se trata de un producto bien estructurado, fresco y que posee una fuerte dosis de humor negro.

De alguna manera Caballos lentos nos hace recuerdo a las viejas películas de espías, de los años 60 y 70, dotadas de tramas interesantes y personajes bien construidos: Los tres días del cóndor (1975), de Sydey Pollak, o El espía que surgió del frío, de Martin Ritt (1965), son algunos de los títulos que se me vienen a la cabeza. Eran distintos a ese “nuevo tipo” de cine de espías, recargado de escenas de acción efectistas al que nos han acostumbrado cintas como las que componen la saga Misión Imposible (1996-2023). Distintos también al de un personaje arquetípico (machista, clasista, exagerado, divertido) como el de James Bond y la inmensa corte de imitadores que ha ido coleccionando a través del tiempo.

En el Londres contemporáneo, los agentes del M15, el servicio secreto inglés, se mueven en un moderno edificio que rezume eficiencia y modernidad. En otro rincón de la misma ciudad, se encuentra “La casa de la ciénaga”, un edificio viejo y miserable que alberga una sección menor del aparato de inteligencia, donde se encuentran los agentes “desechados” debido a distintas causas (adicciones, errores graves, desprolijidad, etc.).

River Cartwright, un joven agente de inteligencia, comete una equivocación en un entrenamiento y es destinado a “la ciénaga”. Allí se encuentra con Jackson Lamb, un legendario espía en decadencia absoluta; no solo es irrespetuoso y ofensivo con sus agentes, sino desagradable con sus modales (que van desde rascarse los dedos de los pies delante de los empleados, hasta dejar trozos de comida tirada por toda la oficina). Lamb somete a sus empleados a diversos tipos de ofensas y presiones psicológicas, cuyo objetivo parece ser el lograr que se retiren del trabajo.

Si ese es el planteamiento inicial, poco a poco nos damos cuenta que el conflicto que la serie en realidad plantea es el de la competencia entre los métodos de la oficina central del M15 y los fracasados de la ciénaga, que podríamos describir como la contradicción entre “la verdad” y “las formas”.

En la ciénaga, el edificio maloliente, los agentes en desgracia, de una u otra manera se preocupan por resolver de verdad los problemas que se les presentan. En la sede central del M15 solo importan las formas; el quedar bien con el jefe, el evitar que se difundan las dificultades, el ocupar los primeros puestos en la pirámide de poder, etc. Esa contradicción de objetivos y métodos entre las dos instancias se va acentuando hasta que, en la tercera temporada, se produce un enfrentamiento total (veremos qué es lo que nos depara la cuarta temporada, anunciada para este año).

En otro plano, Caballos lentos, también es una suerte de reivindicación de los marginados, un tema que es especialmente sensible para el cine inglés. Con otra línea argumental y en otro género, pero con el mismo sentido reivindicativo, recordemos la magnífica The Full Monty (1997), de Peter Cattaneo, en la que un grupo de desocupados recobraba la dignidad desvistiéndose en público.

Y como en todo buen producto audiovisual de ficción, Caballos lentos también implica un desarrollo interesante de los principales personajes y de las relaciones que se establecen entre ellos. Los protagonistas son un conjunto de seres dañados, que hacen lo posible por mantener a flote su dignidad mientras luchan contra el acoso del entorno, en este caso representado por la oficina central de la inteligencia inglesa.

Resulta especialmente atractivo el personaje de Lamb, muy bien interpretado por Gary Oldman, que logra encarnar en forma creíble una mezcla de decadencia cínica y paternalismo clásico. Una decadencia que parece ser la forma de sobrevivir y a la vez mantener ciertos valores en un mundo donde predomina “el fin justifica los medios”.

Apple TV es una plataforma que tiene poca oferta aunque en ella sobresalen algunos productos de altísima calidad. En todo caso, el amable lector sabe que si quiere visualizar la serie reseñada, también puede encontrarla (o bajarla) en cualquier tienda especializada de películas.



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