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Cultura y farándula | 14/12/2025   04:32

Unesco inscribe la Festividad de la Virgen de Guadalupe como Patrimonio Cultural Inmaterial

La Festividad de la Virgen de Guadalupe de Sucre fue inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, incorporación que implica obligaciones para el Estado boliviano y que visibiliza internacionalmente este patrimonio, abriendo posibilidades de cooperación.

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Brújula Digital|14|12|25|

Juan José Toro Montoya

Fotos: Unesco

Con el título de “Festividad de la Virgen de Guadalupe – Patrona de Sucre”, esta celebración, que de inicio fue religiosa, ha sido inscrita en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).

La decisión del Comité Intergubernativo del PCI fue dada a conocer oficialmente el martes, y se convirtió en noticia nacional, así que, a hoy, no es ninguna novedad, pero es necesario partir de ese hecho para entender qué significa integrar la referida lista representativa.

El concepto de Patrimonio Cultural Inmaterial es forjado a partir de 2003, cuando la 32ª reunión de la Unesco, realizada en París del 29 de septiembre al 17 de octubre de ese año, aprobó el texto de la Convención para la Salvaguardia del PCI. Ese documento es la base de esta categoría de salvaguarda y preservación que está creciendo año que pasa.

El artículo segundo de la convención dice que “se entiende por ‘patrimonio cultural inmaterial’ los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana”.

Derechos

“¿De qué sirve ser patrimonio de la humanidad?”: esa es una pregunta que se repite mucho en Potosí desde 1987, cuando su casco histórico, su sistema industrial de producción de minerales y el Cerro Rico fueron inscritos en la lista del Patrimonio Mundial, que sirve para preservar sitios o lugares materiales. Hasta ahora, todavía existe gente que cree que la Unesco debería otorgar fondos para labores de salvaguardia cuando esa no es su tarea. 

Lo que hace la Unesco es incluir en las listas representativas, sea del patrimonio material o inmaterial, a postulaciones que considera que cumplen con los requisitos para formar parte de ellas. Eso hace que esos patrimonios se visibilicen a nivel internacional y sean elegibles para conseguir cooperación internacional como ocurrió, por ejemplo, no solo con Potosí sino también con Sucre, cuando el gobierno del Reino de España accedió a financiar parcialmente los planes de rehabilitación de las áreas históricas de ambas ciudades.

El artículo 19 de la Convención señala que “la cooperación internacional comprende en particular el intercambio de información y de experiencias, iniciativas comunes, y la creación de un mecanismo para ayudar a los Estados Partes en sus esfuerzos encaminados a salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial”.

Entonces el convertir la condición de patrimonio mundial en una razón para conseguir ayuda financiera no depende de la Unesco, sino de los Estados Partes, a través de sus representantes legales. Para ponerlo fácil: las autoridades deberían encargarse de “monetizar” la inclusión en las listas, que la gente suele llamar “declaratorias”.

Obligaciones previas

En el caso del Patrimonio Cultural Inmaterial, o PCI, existen obligaciones establecidas en la Convención y algunas de estas deben cumplirse como requisitos para la inscripción en la lista representativa.

Así, el artículo 12 dice que “cada Estado Parte confeccionará con arreglo a su propia situación uno o varios inventarios del patrimonio cultural inmaterial presente en su territorio” y eso es algo que no se exigió en los primeros años, lo que determinó que patrimonios como el Carnaval de Oruro sean registrados sin ese requisito.

No pasó lo mismo con la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder, en 2019, que ya trabajó su postulación con inventarios o fichas de catalogación y, de esa manera, logró registrar, también, a sus 69 fraternidades. Esto permitió inscribir a las 19 danzas ejecutadas por esos grupos de bailarines.

En 2023, el documento de postulación de la Festividad de Ch’utillos incluyó un total de 36 fichas de catalogación, tanto para PCI como para Patrimonio Cultural Arquitectónico (PCA). Eso permitió incluir la repostería tradicional potosina, la gastronomía y las 29 danzas ejecutadas por sus más de 120 fraternidades.

Las fichas de Guadalupe

Según consta en el documento de postulación, la Festividad de la Virgen de Guadalupe – Patrona de Sucre ha inscrito un total de ocho (8) fichas de inventario en el PCI que corresponden a los siguientes elementos:

1. Contexto de la festividad. 

2. Festividad de la Virgen de Guadalupe

3. Virgen de Guadalupe

4. Entrada de velas.

5. Las coplas.

6. El armonio 

7. Entrada de las fraternidades de los colegios y las provincias.

8. Gran Entrada de la Virgen de Guadalupe.

Aunque ocho parecería poco, frente a las 36 de Ch’utillos, la verdad es que estas fichas de inventario tienen, a su vez, sus propios elementos que también pasan a formar parte del PCI.

Las coplas, por ejemplo, no ingresaron en genérico, sino que se trata de siete coplas, todas en idioma quechua, que han sido incluidas en letra y música.

El caso del armonio requiere una aclaración que tendrían que hacerla los expertos ya que en el expediente de postulación en inglés habla de dos de esos instrumentos, uno del convento de Santa Clara y otro de la Catedral, pero en el de español solo está este último.

La Imagen de la Virgen de Guadalupe merece mención aparte ya que no solo fue registrado el cuadro pintado por fray Diego de Ocaña en 1601, sino todos los objetos de valor religioso y económico que son una consecuencia de ella. Eso incluye a las joyas de la Virgen, pero no por unidad, sino en 35 ítems, puesto que en cada uno de estos hay una o más joyas. También se incluye imágenes religiosas y objetos relacionados en un total de 146 ítems.

Danzas protegidas

La inscripción de la Festividad de Guadalupe en la lista del PCI no solo beneficia a Chuquisaca, sino al acervo boliviano porque, al registrarla, la Unesco también incorpora un total de 42 danzas que forman parte de esa manifestación cultural, religiosa y folklórica. 

Las danzas están en las fichas de catalogación que forman parte del expediente con el que la festividad se postuló a la lista del PCI, ya en el año 2024. En las fichas se puede ver que se ha registrado los siguientes grupos sectoriales de danzas: morenada (9 fraternidades), caporales (10), tinkuy (8), tobas (4), salay (11), zapateo (7), mineritos (6), saya afroboliviana (8), potolos (4), carnaval chicheño (2), moseñada (2), huayño (3), calcheños (2), Pujllay (2), tarqueada (3), rueda chapaca (2) y chaqueños que son siete (7) y no van como fraternidades, sino como ballets.

De manera individual, porque se trata de una sola agrupación, fraternidad o danza, aparecen qarapanzas, quellcakamana, diablada, cullawada, suri sicuris, sicuris, negritos, encanto mojocoyano, llamerada, llameros, estampa cinteña, navidad zudañense, estampa chapaca, coplas de Mojocoya, Thanta Moreno, costumbres tarijeñas, carnaval orgullo betanceño, chuntunqui, kallawaya, marcada de Azurduy, Tata Santiago, waca wakas, zamoreño de Villa Serrano, ajaicito de Tarvita y arete guasu.

Las danzas registradas junto a la festividad suman 42, la cantidad más alta hasta ahora, ya que, como se ha dicho, Gran Poder registró 19 danzas mientras que la de Ch’utillos inscribió 29.

Obligaciones posteriores

Como en todo, llegar es fácil, pero permanecer en el lugar al que se ha llegado es difícil. En el caso del PCI, las obligaciones más importantes son las posteriores, porque son las que fueron establecidas para salvaguardar el patrimonio registrado, pero son estas las que las festividades inscritas en la lista representativa del PCI no han cumplido.

Las obligaciones que no se cumplen debidamente hasta hoy son las detalladas en el artículo 13 de la Convención:

a) adoptar una política general encaminada a realzar la función del patrimonio cultural inmaterial en la sociedad y a integrar su salvaguardia en programas de planificación;

b) designar o crear uno o varios organismos competentes para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial presente en su territorio;

c) fomentar estudios científicos, técnicos y artísticos, así como metodologías de investigación, para la salvaguardia eficaz del patrimonio cultural inmaterial, y en particular del patrimonio cultural inmaterial que se encuentre en peligro;

d) adoptar las medidas de orden jurídico, técnico, administrativo y financiero adecuadas para:

i) favorecer la creación o el fortalecimiento de instituciones de formación en gestión del patrimonio cultural inmaterial, así como la transmisión de este patrimonio en los foros y espacios destinados a su manifestación y expresión;

ii) garantizar el acceso al patrimonio cultural inmaterial, respetando al mismo tiempo los usos consuetudinarios por los que se rige el acceso a determinados aspectos de dicho patrimonio;

iii) crear instituciones de documentación sobre el patrimonio cultural inmaterial y facilitar el acceso a ellas.

Si se aplicara ese artículo, las listas de inventario de las danzas se actualizarían permanentemente, incluyendo los resultados de investigaciones, y se contaría con argumento sólido, enmarcado en las normas de la Unesco, para defender las danzas bolivianas frente a la apropiación del Perú.

Sin embargo, en lugar de trabajar en el cumplimiento de esas obligaciones, los patrimonios pelean entre sí por el origen regional de algunas danzas, como morenada y diablada, cuando podrían dar paso a investigaciones científicas en escenarios de consenso para manejar una sola versión.

Para colmo, existen casos, como el de Oruro, en el que instituciones que deberían salvaguardar su PCI, como la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Oruro (ACFO) guardan silencio frente a la apropiación peruana debido a que sus bordadores, bandas de música y hasta sus fraternidades son las que nutren las festividades peruanas obteniendo beneficio económico por ello.

Juan José Toro es fundador de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).

Unesco inscribe la Festividad de la Virgen de Guadalupe como Patrimonio Cultural Inmaterial
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