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Reportajes | 19/07/2019

El museo del charango, la mejor obra de Ernesto Cavour

El museo del charango, la mejor obra de Ernesto Cavour

Ernesto Cavour en su museo.

Brújula Digital |19|7|19|

Maite Lemus M.

Ernesto Cavour Aramayo, músico, cantautor, creador de instrumentos musicales, conocido como el “maestro del charango”, contó a Brújula Digital que cuando tenía 10 años había un charango en su casa y al tocarlo sintió que su cuerpo se estremeció.

“Vi un charango y una guitarra colgadas en mi casa y al tocar el charango me estremecí, desde ese entonces, hasta ahora, 60 años después, siento lo mismo”, relató. Cavour dijo que, al decidir ser músico, sus familiares, en especial su madre, se opusieron.

Nadie podía saber que, unas décadas más tarde, fuera declarado, en varias ocasiones y en diferentes países como “el mejor charanguista del mundo”.

“Mi familia era de cuna humilde y sencilla. Cuando dije que quería ser músico, nadie de mi familia lo aceptaba. Mi madre era muy estricta y no quería que fuera músico, me decía ‘vas a ser un borracho y mujeriego’. Entonces le prometí que iba a portarme bien y no iba a beber”, dijo Cavour, de 79 años, a Brújula Digital.

El músico, uno de los organizadores del afamado grupo Los Jairas, ha tenido una brillante carrera artística, grabando decenas de discos, dando cientos de conciertos y recitales y visitando decenas de países. Pero su mejor obra es, quizás, el museo del charango que fundó en 1962.

Miles de instrumentos

El reconocido charanguista recordó que su museo consistía, al principio, de sólo dos salas de exposición ubicadas en su casa. En las paredes y mesas colocó decenas de charangos, algunos de ellos francamente hermosos.

Con el tiempo su colección de instrumentos creció y luego el museo se trasladó a la calle Linares esquina Sagárnaga. “Ahí mi familia me dio un departamento”, dijo, lugar que adaptó para seguir ampliando su museo.

Años después, Cavour adquirió una hermosa casa patrimonial de la calle Jaén en La Paz y el museo se trasladó a la misma. Hoy se conoce como “Museo de Instrumentos Musicales de Bolivia”, y no solo del charango y alberga más de 2.500 piezas. La mayoría fue adquirida por Cavour, pero muchos otros instrumentos los obtuvo mediante donaciones.

Su museo tiene un valor inapreciable porque permite estudiar, conocer y preservar una característica muy importante de la cultura boliviana. El charango es un instrumento creado por los indígenas bolivianos (se cree que su cuna es la ciudad de Aiquile, en Cochabamba, o Potosí) en los siglos 16 o 17.

Estos adaptaron la mandolina que había llegado con los españoles y cambiaron el tipo de cuerdas para que tuviera cinco pares. La mandolina, en cambio, tiene cuatro pares de cuerdas. Otra teoría es que fue una adaptación de la vihuela, instrumento de cuerda similar a la mandolina.

Durante siglos el charango fue construido en el caparazón de los quirquinchos, un animal de las tierras altas y los valles bolivianos. Hace dos o tres décadas empezó una tendencia para construirlos exclusivamente de madera para proteger a esa especie, que está amenazada. En algún momento también se fabricaron charangos en caparazones de tortugas.

El charango es un instrumento de cuerda de mucha influencia en la zona andina de Sudamérica y mucho de su presencia contemporánea se le debe a este músico incansable.

El museo cuenta con 18 salas, 15 de exposición en los que hay decenas de instrumentos de cuerda, viento y percusión, instrumentos internacionales, etc. También cuenta con un taller de instrumentos, un taller de música que se puede usar sin costo y un teatro, denominado “Teatro del Charango”.

En éste se presentan todos los sábados en la noche los músicos Ernesto Cavour (charango), Rolando Encinas (quena), Franz Valverde (guitarra muyu muyu), entre otros.

Cavour tiene una obra asombrosa: ha grabado 37 discos, de los cuales los cinco primeros fueron con Los Jairas y el resto como director o solista. En 1981 grabó el disco Cóndor, con su hermano Luis Cavour, quenista.

Además, ha publicado 17 libros, varios de ellos manuales para tocar charango, quena, zampoña, mandolina y concertina, pero también ha editado un muy apreciado diccionario enciclopédico de instrumentos bolivianos.

Los libros están a la venta y tiene un precio de entre 40 y 60 bolivianos. El precio de la entrada al museo es de cinco bolivianos. “Todos me dicen es muy barata la entrada, pero yo quiero que la gente venga, conozca Bolivia”, dijo Cavour.

Los Jairas y el Ballet Nacional

El charanguista fundó en 1966 el grupo Los Jairas, uno de los mejores que se creado de música andina en Sudamérica, junto a Edgar Jofré, Julio Godoy y el “gringo” Gilbert Favre. Su música se conoció internacionalmente. Los Jairas generó interés en Europa y fueron invitados a dar una gira por el viejo continente.

Cavour fue también fundador de la Sociedad Boliviana del Charango junto a William Ernesto Centellas y Abdón Cameo. “Hemos tenido muchos logros y hemos promocionado a Bolivia y al charango a nivel mundial a través de la Sociedad Boliviana del Charango”, relató.

Por otra parte, el talentoso artista contó que le gustaba mucho la danza y en su juventud, que formó parte del Ballet Nacional y viajó a todo el país en giras que eran oportunidades de aprendizaje.

“He viajado mucho por Bolivia, recorrí el país mostrando la música folclórica, ahí me di cuenta de las cosas maravillosas que había en Bolivia”, dijo.

Fue entonces que Cavour comenzó a coleccionar charangos, que compraba a bajo precio.

Inventor y creador de instrumentos

Pero el maestro del charango, aparte de coleccionar instrumentos, creó muchos, innovadores, que también están expuestos en el museo.

Entre ellos están la guitarra y el charango muyu muyu (vuelta-vuelta, en aymara), las zampoñas cromáticas de dos y tres filas, el manguerito (pequeño charango, arpineta, el aero-cordófono (instrumento de cuerdas que a su vez está unido la quena o la zampoña), etc.

Cavour, gracias a su larga trayectoria, recibió varias distinciones y reconocimientos, entre ellos el Cóndor de los Andes, en 2013. No hay condecoración estatal más importante en el país. Pero junto con ella ha ganado otros 40 premios, medallas o reconocimientos, tanto nacionales como extranjeros.

Entre otras ha recibido permios en Argentina, Chile, México, Cuba, Ecuador, Brasil, Japón y otros. En Bolivia ha recibido el Premio Nacional de Cultura, la condecoración Pedro Domingo Murillo y premios en festivales de Cosquín, Tucumán y Salta, en Argentina.

“Me siento muy contento al recibir reconocimientos, es un apoyo moral y también ayuda a que siga creciendo el museo”, manifestó el maestro.

El interés por promocionar Bolivia y la pasión por la música lo persiguen; tiene el deseo que crezca el museo. “El deseo que tengo es que el museo crezca, las piezas que están en los cuatro depósitos quiero que se expongan”, expresó a Brújula Digital con entusiasmo.



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