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28/01/2019
Cara o Cruz

La basura del MAS

Raúl Peñaranda U.
Raúl Peñaranda U.

En una etapa preelectoral se presume que los candidatos buscan acercarse a los votantes o intentan atraerlos a sus posiciones. En Bolivia, en el caso del MAS y del Gobierno, ello no ocurre. Es, más bien, como si las principales autoridades estuvieran en una carrera por tratar de ser las más hirientes y agresivas. El presidente Evo Morales tiene ahora alrededor de un 30% de intención del voto, cuando hace cinco años tenía 60%. Ha perdido la mitad. Uno podría pensar que el oficialismo desearía recuperar ese 30%. Pero hace exactamente lo contrario para lograrlo.

La crisis generada por el deslizamiento de 850 mil toneladas de lixiviados del relleno sanitario de Alpacoma, que ha puesto a la ciudad de La Paz en una situación de emergencia ambiental, ha demostrado que al MAS no le interesan los votantes paceños. Su alma les dijo que había que aprovechar de la basura para atacar al opositor alcalde de La Paz, Luis Revilla. Independientemente de las responsabilidades del burgomaestre, que son importantes y no han sido resueltas, el hecho de que el MAS haya promovido el bloqueo del ingreso al relleno de Alpacoma fue una decisión demagógica, insensata y contraproducente.

Con su popularidad a la baja en la sede de Gobierno (el “No” ganó en La Paz con el 58% de los votos del referéndum del 21F y el rechazo al Gobierno ha aumentado desde entonces), el hecho que los líderes masistas hayan bloqueado primero el ingreso a Alpacoma y, después, rechazado la idea de que la basura de La Paz pueda ser temporalmente llevada al relleno de El Alto, sólo demuestra su ceguera, irresponsabilidad y mediocridad. El MAS ayudó a acumular una agobiante y peligrosa cantidad de basura en las calles.

Que un alcalde indigno como Dámaso Ninaja, de Achocalla, que se hincó delante del presidente Morales y dijo que era “igual a un padre”, o que un ilegítimo dirigente cívico como Jesús Vera hubiera liderado esas acciones, es hasta comprensible. No se les puede exigir mucho. Pero sí deberíamos poder demandar algo más de coherencia a las autoridades nacionales. Y si su visión es tan limitada, que lo único que deseaban era afectar al Alcalde, por lo menos debieron activar algún instinto político olvidado y tratar de congraciarse con los paceños, evitando que la ciudad estuviera durante días hundida en la basura, con todos los riesgos a la salud que ello implica. Pero ni eso.

Lo mejor que le puede pasar a la oposición es esa visión, cerrada y cortoplacista del MAS. El Vicepresidente insiste en atacar a la oposición de una manera en la que rompe todos los puentes con sectores medios, evitado la eventual posibilidad de atraerlos nuevamente a su partido. El Presidente, por su lado, hace algo similar, con su frecuente desprecio por las clases medias del país y sus alusiones, ya intolerables, a las “chotitas” y a las calzas de las mujeres. Es su alma, como digo, la que los traiciona.

Una eventual inteligencia electoral que en estos momentos sería crucial para el oficialismo, condenado hasta ahora a perder en la primera y segunda vueltas, se diluye porque su visión está nublada por sus ideologismos y tendencias autoritarias; por ello terminan ahuyentando a millones de votantes. Para bien del futuro del país, creo yo.

La democracia es un sistema en el que los diferentes actores deben aceptar que sus rivales tienen el mismo derecho a actuar en política y llegar al poder. La enrevesada y dificultosa ideología masista, llena de simbologías y poca sustancia, les ha hecho creer a ciertas autoridades que tienen una superioridad intelectual, moral e ideológica con respecto al resto de los líderes políticos. 

Obviamente ello no es así, considerando la corrupción imperante, la escasa capacidad de gestión pública y el envilecimiento general que existe en sus actos. Pero, afectados como están por la enfermedad Hibris, esa que afecta a los poderosos y les hace creer que lo serán eternamente, creen en esa superioridad. Ese factor es el que los hace cometer tantos errores.

No hay casi un día en que el Gobierno no enfrente algún tipo de escándalo, desde los más grandes hasta los más pequeños. Hasta al exdefensor del pueblo, que tuvo una muy deficiente candidatura en el Legislativo y que durante toda su carrera no ha mostrado muchos éxitos, se le empezaron a subir los humos a la cabeza, al extremo de escudarse en el presidente Morales. Así le fue. En Bolivia un diputado del MAS puede masacrar a su pareja y será perdonado. Pero no un pobre defensor que pone en ridículo a Su Excelencia.

Raúl Peñaranda U. es periodista Twitter: RaulPenaranda1



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